Apuntes sobre 'La región más transparente’ de Carlos Fuentes
“Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. En la región más
transparente del aire" Son las palabras finales de la Novela de Carlos
Fuentes que articula Ixca Cienfuegos y recorre como viento resignado y orgulloso ( si puede
existir esta contradicción) la madrugada de una Ciudad de México en
crecimiento, con por lo menos 5 millones de habitantes iniciando la década de
los cincuenta cuando terminaba su mandato Miguel Alemán, el entonces presidente
del país del muralismo, del surrealismo, Rulfo, el mezcal, el pulque, el cacao, la serpiente
emplumada, el chile, la llorona y José Alfredo Jiménez.
Ahora, en lo que es el Distrito Federal, hay un estimado de 22 millones de habitantes entre quienes
viven dentro de este grandioso caos horizontal, sobre una laguna en el llamado
Valle de México custodiado por dos volcanes, y los que circulan por sus avenidas y
atiborran el metro provenientes de otros estados para ir a sus trabajos. Fue Alexander Von Humboldt quien la nombró
región más transparente en 1804 cuando pisó sus tierras; luego el ensayista
Alfonso Reyes la retomó: ¿Es ésta la región más transparente del aire?
¿Qué habéis hecho, entonces, de mi alto valle metafísico? Al final, para terminar el reconocimiento y el asombro, en ese orden,
Fuentes pone en boca de Cienfuegos la resignación.
Han dicho que el personaje principal de
la novela es la misa Ciudad: un lugar con cambios urbanístico, culturales,
poblacionales y de lenguaje, donde convive el anhelo del sabor eurocentrista: profesionales de derecho, capital e inversiones, extranjeros
desatinados y círculos sociales de revistas y pie de foto, y el tatuaje
indeleble de Tenochtitlán: la serpiente, el jaguar y el águila emprendiendo
su predominio desde el recuerdo de personajes como Teodula Moctezuma,
surgiendo en la memoria de la lucha de la Independencia y la Revolución
Mexicana, en sus restos vencidos, en su migración campesina a la gran ciudad,
en los que llegan a sus barrios después de años de trabajo en Estados Unidos
dentro de plantaciones, en los que recuerdan una llamada “Ciudad de Palacios”
cuando el general Porfirio Díaz gobernaba, con su talante del continente del
viejo mundo, y se emprendía la lucha de la Revolución a inicios del Siglo XX
que, luego, como estampa de la novela, como su malestar de estómago,
terminó, igual a cualquier búsqueda de
cambio en los países latinoamericanos, en un descontento.Allí está entonces lo que pasa en el México posrevolucionario: el cambio de dictadores por empresarios y abogados, de tierras quitadas a la fuerza por predios y normas legales para embarcar. Y es allí también donde se empieza una historia en lo urbano, dejando tranquilo al mundo creado por Rulfo en lo rural, en tiempos donde el tren movilizaba la revolución.
El lenguaje representa a esta Ciudad de
México, se entrega a cada personaje desde su ángulo; es posible pasar de Pimpinela
de Ovando, con su ascendencia de honor a la Contessa Aspacúccoli y su desarraigado
pretexto de pequeña noble alemana viviendo fuera de sus títulos. Está Federico
Robles y Norma Larragoiti, el lenguaje del dinero y el nuevo poder burgués y
Gervasio Pola en su inconsistencia del fracaso y el intento de arribismo.
También lo mítico y el pasado latente con Ixca Cienfuegos y Teódula Moctezuma en sus
rituales y expiación; las nuevas generaciones de presunción en la moda como
Junior o Pedro Caseaux viven junto a los habitantes de las colonias, de los
barrios, de trabajos duros como Gladys García (una prostituta con quien inicia y
termina la novela) o Gabriel, el espalda-mojada que regresa a
México.
‘La región más transparente’ es un mapa
de cada gran capital latinoamericana. Es posible leerla con la seguridad de
suponer las acciones en otra urbe, ya sea Bogotá, Lima o Buenos Aires. Hay
inquietudes gratas del lector que al conocer la Ciudad de México puede poner en
práctica (alegrías íntimas) como es buscar el edificio donde quedaba la Oficina
de Federico Robles, o suponer a Ixca Cienfuegos en el Zócalo, pegado a la reja
de la Catedral. Pero lo que resulta presente como imaginería mexicana es una constante
en ensayistas de este país del águila sobre el nopal: la definición de la
Identidad, de lo que es ser mexicano y que tiene una de las obras más importantes de la literatura
latinoamericana como evidencia: ‘'EL
laberinto de la soledad’ de Octavio Paz. Tal inquietud se cruza en los escritos
de Gervasio Pola, las charlas de Manuel Zamacona con Cienfuegos, las palabras
de mito de Teódula Moctezuma o las
disertaciones de Federico Robles: El pasado, el indígena, la colonización, el
presente y ahora el nuevo poder político, la economía, la globalización lo
discuten.
‘La región más transparente’ es, además,
un dibujo de la derrota en diversas latitudes: la muerte trágica, el olvido de
ideales, la bancarrota, el término de la profecía sin tener sentido, el olvido. Es nuestra persistencia ante este
dibujo en una Ciudad que parece viva.
2 comentarios:
Tavo. Gusto me da saber de ti y leer algo interesante. Saludos seguiré tu blogg.
Gracias Betsa, gran compañera de El Mundo. Espero poderlos ver pronto. Saludos.
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