jueves, 18 de julio de 2013

El mito urbano de Yomiyama


 Apuntes de Another de Progressive Animation Works

 

Hay series o películas en las cuales el final parece destruir todo. Aún así nos quedamos con ellas por la trama, la manera como se establecen relaciones de personajes y situaciones para otorgar expectativa; pero pueden estas ser pocas. El mismo final resulta un suspiro decepcionante para la inteligencia del espectador. El cineasta  Night Shyamalan tiene largometrajes que empiezan con un acertijo asombroso, luego siguen con una encrucijada que mantiene en vilo y al final sale una explicación sin misterio, plana; resolver el problema de la manera más simple. Empero The Sixth Sense, The Village y Unbreakable tiene una idea interesante y deberían de tener la oportunidad de cine nocturno en casa.

Algo parecido sucede en las películas derivadas del Horror japonés, J-Horror, como Audition, The Ring y The Grudge, que son quizá las más conocidas. Claro, está la siempre niña o joven de cabello largo y negro asustando por doquier, pero la manera como suceden ciertas escenas aún nos dejan tensos, sudando la ansiedad por saber qué viene y jalando el sillón para que nada de lo supuesto pase. Aunque el final, o la lógica no nos complazca.

En el anime hay referentes de tal tensión con la historia. Este estilo de animación japonesa que para quienes somos novatos lo reconocemos por Dragon Ball, Saint Seiya, Mazinger Z o Sailor Moon nos otorgan historias y trazos muy diferentes a las series animadas de occidente. Another, un anime de doce capítulos y una ova (Original Video Animation: podríamos definirlo como Animación que no se emite por televisión y se produce para video exclusivamente) sigue tal norte entre suspenso y miedo.

En la mayoría de los casos el anime la adaptación de una historia inspirada en el comic o historieta japonesa, ek cual, sabemos, se llama manga. El manga y la novela confluyen y se retroalimentan. Another es una novela escrita por Ayatsuji Yukito en el 2009 que gracias Kiyohara Hiro fue ilustrada y convertida en manga por la editorial Kadokawa. Luego pasó a la televisión en el 2012 como proyecto del estudio de animación  Progressive Animation Works, de origen japonés. Su historia gira en torno a la muerte y su irrevocable destino como maldición. La tarea de los personajes es saber cómo salir de ese juego en el cual están seguros que no vivirán todos.

Pareciera reconocerse estas claves en la saga de películas de Final Destination, donde algunos espectadores no encuentran empatía con los personajes y el entretenimiento sólo se basa en las impensables y escandalosas muertes  que ilustran. En Another la historia, desarrollada en una ciudad pequeña llamada Yomiyama, principalmente en el Colegio Yomi del norte a finales de la década de los noventa, tiene más carga en los detalles y la caracterización de los personajes, quienes en la mayoría son estudiantes adolecentes de 15 años  (Algo muy común en el anime y que no es sólo de un género: Seiya, el santo de bronce Pegaso tenía 15 años cuando vistió su armadura y los Santos de oro pisaban los 18).

Kōichi Sakakibara y Mei Misaki son los principales. Con ellos, con la extrañeza de Sakakibara ante el trato que los compañeros de la clase 3-3 le dan a Misaki (Un maltrato psicológico necesario según la historia que resulta chocante para un joven de 14 años)  se empieza a deducir para el espectador el misterio del grupo estudiantil que inicia en el año 1972.  Ante esta situación se da una serie de investigaciones que llevan a un resultado y toma de decisiones posiblemente simplistas dentro de la historia para quien  busca finales alternos con las ansias de descifrar el misterio, pero que nos resalta el desespero y egoísmo humano que supone la muerte al ser irremediable no por su presencia absoluta ante la vida, sino por su casi que materialización en un tiempo que creemos aún no es justa.

Esa sensación de no tener todavía motivos para morir, más aún en adolescentes, como los personajes del anime, se une a las escenas de accidentes mortales donde la sangre y los ojos desorbitados de cada línea dibujada develan el escalofrío en el espectador a pesar de ser ilustraciones. En tal modo de imaginar con la tinta se concentra parte del enganche de Another.

Muy característico de los ilustradores y animadores japoneses, quienes en  algunos planos nos revelan imágenes interesantes: ya sea una calle al atardecer dejando caer la lluvia suave,  una vitrina con algunos pasajes escritos y muñecas de belleza anómala o los implementos estudiantiles de un joven desorganizados sobre su cama, son estas fotografías dibujadas que nos advierten sobre los detalles. Lo minucioso tiene una carga simbológica en sus proyectos y ello, unido a los silencios en los diálogos, consiguen expectativa y ritmo. Hay planos donde se ve a los personajes sin decir tan siquiera una línea, admirando la panorámica de la ciudad, y que pueden durar tres segundos. Luego podría venir un primer plano de una reja o un árbol danzando con la brisa.  La quietud nos traza otra manera de ver la historia sin esperar una acción continua casi desesperada.

Aún así un anime o largometraje de tipo Another no tiene fuerza sin la musicalización de las escenas. Los pianos solitarios, y aquellos sonidos agónicos en aumento, combinándose con cada detalle o abriendo paso al dispositivo que ayuda a cambiar de secuencia, ayudan a corregir o erradicar los pasos en falso en la historia (fue certero, además, desarrollarla en doce capítulos). Algunos ruidos o los cortes de línea de celulares cuando los personajes se comunican llevan a recordar la tensión en quien jugó el videojuego Silent Hill  en el momento en que el personaje pasaba del Mundo de Niebla al Otro Mundo.
La animación ha cobrado fuerza como manera de contar historias que distan de ser infantiles y carecen de final feliz o absoluto. Quizá la aparición de animes como Another sea un efecto del cambio en la manera de ver el mundo por los adolescentes y jóvenes a raíz del acceso a la información con ayuda de Internet y la pérdida de confianza en ideologías y estilos de vida aprendidos en una educación familiar. No hay que desmeritar a Another por ser una historia animada oriental (ya la cultura pop y de entretenimiento de Corea y Japón están agarrando mayor fuerza en Latinoamérica) Resultaría, quizá igual o más interesante y compleja que una película de horror o terror del cine en pantalla grande proyectadas en cadenas de cines en occidente.