jueves, 13 de noviembre de 2008

La vida

Mi abuelo nunca dejó su pueblo. Todavía vive en su casa blanca de piezas amplias y luz generosa. Por las tardes sale con el único interés de saludar a sus vecinos y busca sentarse en una cafetería en el Parque Principal hasta que el calor no sea un conflicto. De noche juega dominó con cinco de sus amigos de infancia y visita las calles más viejas mientras sigue con voz ronca no sé qué melodías de guitarras y aguardiente.

Cuando llega a la casa y siente estar solo gusta del recuerdo de la abuela. Ella murió en ese día tan despiadado con el pueblo, pero que para el abuelo no pasó porque lo único real era la abuela y su hasta pronto. A veces él se pone triste, pero se anima sin dar espera. La contempla, le canta y creo que la busca en los sueños al dormir, porque habla solo y yo lo he escuchado dedicarse por completo a ella en sus palabras.

Él no recuerda al pueblo; él ha crecido en el pueblo y por eso no puede recordarlo como yo lo hago en las fotos que no entiende. Por las noches es un hábito cerrarle las ventanas de su habitación. Con el frío que hace en esta ciudad puede enfermarse y no quiero que deje de soñar con ella y que se despida de su pueblo.


1985

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pude ver al abuelo...relato corto, hermoso, límpio...gracias.

Anónimo dijo...

yo volví a ver a mi abuelito, que murió hace 2 meses

Anónimo dijo...

Hey...Dulce, tierna y melancólica melodía, gracias.

El Peruano Dorado dijo...

Respondidmos a tu encuesta. Esperamos, te sirva.

Patricio

Unknown dijo...

Que dulce historia... realmente es un amor de otro mundo.

abelgomo dijo...

Gustavo:
Me encantó este texto, los otros en realidad los he leído de manera somera (gulp!). Por cierto, ya le envié la tarea del cuestionario para cibernautas desocupados.
Abelardo

Anónimo dijo...

QUE BUEN TEXTO! ES BUENO A VECES DEJAR A UN LADO LAS CITAS Y DEJAR QUE LAS HOJAS CORRAN.