domingo, 16 de marzo de 2008

Noche de cuenteros

Para disfrutar a gusto y poder reaccionar sin ningún estorbo mental y contextual, diríjase al epicentro donde no encuentre sonrisas burlonas o vocecillas de insecto que tristemente lo integren a este lado y usted deje el otro lado, esperanzado en vivir una noche en su imaginación y recorrer con la alegre voz la posibilidad de mundos no menos reales.

Si la situación no anda del todo mal para su bolsillo, y la mano en su interior no busca con impaciencia mil quinientos pesos que nunca han existido, hágase a una cerveza que le acompañe la noche y le refresque un poco, pues crea, no será el único sentado en primera fila esperando al cuentero, que de griego sólo tiene su fascinación por tejer historias, y el bello calor humano es prácticamente un hecho físico. Ahora, un amigo es una gran compañía para agradecer el silencio y algún asombro, pero dos son palabras sobre la función y usted ya no es parte del teatro, porque la historia narrada es una lectura de los ojos de quien encarna a Homero, a los que seguimos creyendo que en ellos se sostiene las formas descritas por la voz.

Si así lo cree, y usted es un solitario por convicción, no habrá manera alguna de perder el río metafísico que siempre ha querido nadar; y ansiará dejarse llevar por las corrientes para no salir y estrellarse en la realidad provocadora llena de apariciones embarazosas. Por un instante, el cuentero ha sido la puerta, y el cuento un sendero en el cual usted también puede preguntar y recorrer sin señales de humo a lo lejos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Solo los cuenteros nos daran la vida y la tradicion, solo ellos llevaran la voz para que recordemos nuestras raices, viviamos nuestros sueños y viajemos a mundos imaginados y reales.
buena introduccion, excelente el inicio y la vinculacion, sigue adelante.
Tia A