domingo, 23 de marzo de 2008

Variaciones sobre el ocio

Por alguna razón que la cordura desconoce, usted puede encontrarse en ciertas situaciones que han de ser poco benéficas frente a ojos ajenos, pero que a su gusto elimina cualquier preocupación para pregonar lo apreciado y valedero en lo individual. Tal entrega a lo magníficamente sin sentido es el ocio.

Esta frecuente solitaria cerebral no deja pensar en las llamadas para hacer o en los ejercicios a realizar si son provocadores de bostezos y ardores en el estómago. En cambio crece a voluntad y pide raciones desproporcionadas que en ningún momento la sacian mientras hay confidencia completa con el devenir metafísico, ya sea que usted, por ejemplo, se entregue, sin amarres al entorno cotidiano, cuando disfruta de una larga caminata hasta San Antonio y descuide el tiempo mientras observa como en Cali las luciérnagas nacen.

Para algunos es posible que no sea necesario salir, y lo que se imagina afuera se va en palabras sobre papeles descontentos re-leídos y re-escritos; o quizá descuide cualquier manifestación muscular y se deje caer en el sofá mientras la música le dibuja un paisaje surrealista. En otros el ocio son los recuerdos: con descontentos o agradecidos tiempos pasados habrá una abstracción que pudieran llamar Bobada, y desencadene preocupaciones a su alrededor en los que crean en el presente sin mirar ni responder a causas y consecuencias.

Quienes piensan así disfrutan de otra clase de ocio no menos vacío de la palabra deber, aunque si más pragmático. Su mayor felicidad es creer que beben de la vida como se les presenta, lo cual demuestra que la raza nostálgica es poco palpable en lo vertiginoso. Pero no sólo recuperar instantes o juguetear con los que llegan son formas aprovechadas. También idealizar comprende una gama de personajes que hallan en las figuras y colores de lo inconsistente una peculiaridad entre ellos: la esperanza.

Lo que queda es reconocer que no hay mejor comodidad que el disfrute de lo improductivo: olvidar un valor colectivo sobre el qué hacer para poder ser y dejarse llevar en las dichosas variaciones que son la imagen más honesta que usted pueda tener. Ocio, para Klim, es "tener aptitud económica para ejercitar a todas horas la pereza". Ocio, en si, es haber ensayado este escrito.

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